Por Geovanna Bañuelos
El 30 de agosto de 2021, 196 mil 524 escuelas abrieron sus puertas en todo el país para recibir a más de 24 millones de alumnos de todos los niveles escolares. Este ciclo lectivo culminó el pasado 28 de julio de 2022 dejando nuevos retos y desafíos.
Es de reconocer el gran compromiso del magisterio, la Secretaría de Educación Pública (SEP) y las autoridades educativas estatales para cumplir con los 200 días clase. Con el fin de lograr los objetivos de aprendizaje ante los rezagos académicos derivados de las medidas de distanciamiento social que fueron necesarias durante las primeras etapas de la pandemia por covid-19.
El fin del ciclo escolar lleva a cuestionarnos si se ha avanzado en los objetivos que forman parte del programa para cada nivel educativo; y cuáles han sido las habilidades que han logrado los estudiantes en el proceso de aprendizaje.
De acuerdo con las estimaciones realizadas por el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos, en 2021 existen un total de 28 millones 39 mil 332 personas de 15 años y más en rezago educativo, equivalentes al 29% de la población de este sector.
A este problema, sumamos la deserción. En enero de este año la SEP informó que como resultado de la pandemia por covid-19, se tenía un acumulado de 97 mil estudiantes de nivel básico que abandonaron sus estudios (0.7% del total de la matrícula), mientras que a nivel secundaria la deserción ascendió a 173 mil, (2.7% de la matrícula).
Ante ello, es necesario desarrollar los sistemas de información para identificar a los estudiantes que hayan interrumpido su proceso académico, para diseñar e implementar políticas públicas cuyo objetivo sea su reincorporación a los planteles.
Hoy más que nunca la educación es un elemento clave para que nuestras niñas, niños y adolescentes obtengan las herramientas que les ayudarán a desarrollarse completamente en el ámbito personal y profesional durante toda su vida. Sin cobertura educativa y sin programas académicos integrales, el desarrollo de México permanecerá a la deriva.
Por tanto, debemos redoblar esfuerzos con programas de apoyo directo a los estudiantes con becas para que puedan culminar sus estudios. Que este periodo vacacional sirva para desarrollar sistemas de información que permitan identificar a los alumnos que interrumpieron su educación y así, regresen a las aulas.