Por Geovanna Bañuelos
Todos los días, los mexicanos inician su jornada laboral con compromiso, responsabilidad y entrega. Y cada día debemos defender el derecho al trabajo como una herramienta para que todas las personas vivan con dignidad, sin ser sujetas a violaciones en sus derechos laborales y, por lo tanto, con el estricto respeto a sus derechos humanos, incluyendo el derecho humano a la salud.
Al enfrentarnos al Covid-19, la prevalencia de la ansiedad, pasó del 15% al 50% después de las primeras olas de la emergencia sanitaria en México. A casi un año de la pandemia se observó un incremento de depresión, pasando de un nivel de 3% al alcanzar un 27.6% en la población. La Organización Panamericana de la Salud reconoció que la crisis de la salud mental es poco reconocida y diversas instituciones mexicanas de salud, detectaron que por el aislamiento social, también se incrementaron los trastornos obsesivos compulsivos, insomnio, adicciones, trastorno de personalidad, trastorno psicótico, entre otros. Tal situación nos obligó a replantearnos la importancia de la atención a nuestra salud física y mental.
El pasado martes 14 de febrero, el Senado de la República aprobó un dictamen mediante el cual se reforman tres artículos claves de la Ley Federal del Trabajo, que impactarán directamente al sector laboral de nuestro país.
En una conquista histórica, hemos obtenido que se reconozca que los centros de trabajo no podrán discriminar, ni negar las contrataciones por motivos de salud mental. Llegó el momento de romper tabúes, destruir prejuicios y estrechar el brazo para garantizar la inclusión de todas las personas, particularmente aquellas que viven con una enfermedad mental o que tienen discapacidad psicoemocional. De tal manera que los patrones se encontrarán obligados a crear entornos saludables mentalmente.
Creamos el Programa Integral para la Promoción y Protección del Derecho a la Salud Mental en el Trabajo. En todos los centros de trabajo existirán protocolos para denunciar malos tratos psicológicos y serán de cumplimiento obligatorio para los patrones. Cada seis meses, especialistas en la materia acudirán a los centros de trabajo para platicar con las y los trabajadores sobre la importancia de la atención y el cuidado de la salud mental. No se permitirá el lenguaje estigmatizante en contra de las personas usuarias de la salud mental y se deberán reducir los factores de riesgo psicosociales. Con esta iniciativa, ahora minuta, se crea un nuevo paradigma laboral, al colocar el derecho humano a la salud mental en el entorno laboral. Una adecuada atención, disminuye el ausentismo e incrementa la productividad. Los trabajadores son personas titulares de derechos humanos, no máquinas.
