Por Geovanna Bañuelos
El legado de más de 60 pueblos originarios y las culturas que han llegado a nuestro país, como la judía, española, francesa, libanesa, cubana, entre otras, han hecho de México un país pluricultural. La Constitución señala que está prohibida todo tipo de discriminación y estipula con claridad quiénes somos mexicanos. Desafortunadamente, fuimos testigos del racismo y clasismo de uno de los líderes del denominado Frente Amplio por México, el expresidente Vicente Fox Quesada. “Sheinbaum es judía búlgara, Marcelo es fifí francés, Noroña es extraterrestre y Adán Augusto de Transilvania”, plasmó en Twitter su desprecio y xenofobia.
Nuestro país es conocido por la política de asilo. Lázaro Cárdenas ayudó a más de 25 mil refugiados españoles que huían de la Guerra Civil Española en busca de un mejor futuro o la migración de menonitas entre 1922 y 1940. Por otra parte, de acuerdo con el Inegi, en México, 23.7% de la población de 18 años y más manifestó haber sido discriminada por alguna característica o condición personal: tono de piel, manera de hablar, clase social, ser una persona indígena o afrodescendiente, entre otros.
El tuit de Fox, es solo una muestra de la disociación que vive la derecha conservadora con la realidad del pueblo mexicano. Y no terminó ahí su discriminación, sino que en una entrevista expresó que “los huevones no caben en el gobierno y tampoco en el país. Ya se acabó que estén recibiendo programas sociales”. Además, Fox pidió a Xóchitl Gálvez, en caso de que llegue a la presidencia, le regrese la pensión, pues “ha batallado económicamente”. Aberrantes las expresiones del exmandatario. Las ayudas sociales fueron creadas para contribuir a la mejora de las condiciones de vida de la población. Hoy estos programas son derechos y están garantizados en la Constitución. Las pensiones, seguros y prerrogativas de los ex presidentes, fueron eliminados. En su momento, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo y Vicente Fox recibieron más de 40 millones de pesos cada uno.
Somos un país en donde la discriminación se vive día a día, en donde los derechos de las personas son violentados y sufren insultos por su condición social o tono piel. Mientras personajes públicos como el exmandatario sigan fomentando el racismo y la xenofobia mediante discursos de odio será difícil que las cifras cambien. Debemos combatir la intolerancia para atajar el odio que persevera en la derecha. Debemos estar del lado correcto de la historia y de nuestro legado cultural.