Por Geovanna Bañuelos
Ser mujer en una sociedad machista y patriarcal no es fácil. Es enfrentarse a múltiples factores, todos negativos: violencias de género, exclusión, discriminación, estigmatización. La labor de la mujer ha sido invisibilizada por mucho tiempo; su lucha, una continua reivindicación no solo en materia de derechos sino en el papel fundamental que juegan en la propia historia.
El espacio público por muchos años estuvo cerrado para las mujeres. En la Ilíada, aquel primer libro clásico, se narra cómo Telémaco reprende a su madre, Penélope, por hablar en público; a ellas, dice, solo les competen las labores del hogar. Los espacios cerrados.
Esta idea se mantuvo a lo largo de la historia en muchos países, incluyendo el nuestro. La política, y con ello los espacios públicos, eran exclusivos para los hombres. Ellos tomaban las decisiones, cimentando una visión androcentrista. ¡Ya no más! ¡Estamos nosotras forjando el destino de la nación!
Celebro los vientos favorables que en México se están dando fruto de la lucha continúa de las mujeres. Desde aquellas zacatecanas valientes que alzaron la voz en el Constituyente de 1917 que las excluía del derecho al voto, siguiendo con Hermila Galindo que buscaba el reconocimiento del Estado para los derechos políticos de las mujeres y no solo las obligaciones que se multiplicaban en el hogar y el trabajo, materializando todo este esfuerzo en 1953 con el derecho al voto de la mujer.
La igualdad entre hombres y mujeres enmarcada en la Constitución debía valerse de mecanismos y principios para hacerla tangible. La reforma Paridad en todo 2019 vino a poner énfasis en las profundas desigualdades estructurales y sistémicas que no permitían que las mujeres llegaran a ocupar puestos de representación o decisión. Así, hoy contamos ya con una ministra presidenta en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la mitad de los escaños y curules del Congreso de la Unión son ocupados por legisladoras, una consejera presidenta en el Instituto Nacional Electoral, una secretaria de Gobernación conduciendo la política interna del país, nueve gobernadoras en los estados. Juntas hemos hecho historia.
Con el reciente nombramiento de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo como Coordinadora de los Comités de Defensa de la 4T, se consolida una lucha histórica por la reivindicación de las mujeres. En 2024 llegará la primera mujer presidenta a forjar los destinos de la nación. La Cuarta Transformación tendrá rostro de mujer y continuará enfocándose en los principios medulares de justicia social. Por el bien de todos, es tiempo de mujeres.