Por Geovanna Bañuelos
La delincuencia organizada ha lucrado dolosamente a costa de la gente, generando negocios multimillonarios a través de la comisión de delitos como la trata de personas; el tráfico de drogas, armas, órganos; secuestro y explotación sexual.
Los daños que provoca en la sociedad son irreparables, ocasionado pérdidas humanas, afectación a los ingresos económicos de las personas, inseguridad y erosión al tejido social, cometiendo una conducta por demás lacerante e inhumana: el reclutamiento de niñas, niños y adolescentes con la finalidad de que cometan delitos atroces como llevar mensajes, informar, robar, cuidar casas de seguridad, transportar drogas, utilizar y portar armas, secuestrar, asesinar e incluso se encargan de limpiar los lugares donde se llevan a cabo las torturas y descuartizamientos, eliminando evidencia de los crímenes.
Tal es el caso que conmocionó al país, el niño sicario “El Pochis”. El menor contaba con 14 años al momento de su detención; quien confesó haber asesinado a cuatro personas por órdenes del cártel al que servía. Asimismo, el de un joven llamado Raúl, quien a sus 14 años fue reclutado con la promesa de ganar 30 mil pesos mensuales. En sus palabras: “De pronto te das cuenta de que ya estás mochando cabezas, brazos y todo… y ya no sientes nada”. Estas células delictivas suelen aprovecharse de los más vulnerables, como lo son los menores de edad, quienes aún no cuentan con toda la capacidad de decisión o de comprensión para entender ciertos actos.
No existe una cifra exacta, pero se estima que en el país de 30 a 40 mil menores de edad integran las filas de la delincuencia organizada y alrededor de 250 mil menores están en riesgo de ser reclutados. En el país hay 38 millones de niñas, niños y adolescentes, es decir, el .7% de este sector se encuentra en riesgo.
Como senadora, pero sobre todo como ciudadana, me parece preocupante esta realidad. Por lo que el pasado 20 de septiembre, presenté una iniciativa en la máxima tribuna del país para tipificar el delito del reclutamiento de menores de edad y con ello, establecer su definición y la penalidad.
Es momento de visibilizar este atroz delito. Indudablemente nuestro futuro está en riesgo, por lo que debemos proteger a nuestras niñas, niños y jóvenes adolescentes del crimen organizado.