Por Geovanna Bañuelos
Cada año son ciclos que permiten detenernos a valorar nuestros esfuerzos, capacidades e intentos por renovarnos. Cada año que comienza nos da la oportunidad de ser mejores. Son fechas familiares donde hacemos una introspección. Son tiempos que nos permiten valorar, corregir acciones que no nos hacen bien en lo personal y en colectivo. De reconocer nuestro trabajo, apreciar nuestros triunfos y tomar impulso para hacer frente al porvenir.
2023 quedará registrado como el año grandes proyectos como el Tren Maya y el Tren Interoceánico, obras que potenciarán el sector industrial y el turístico. Además, gracias a auténticas políticas sociales, donde se beneficia a 7 de cada 10 hogares, se ha logrado reducir la pobreza extrema, misma que pasó de 10.5% en 2018 a 8.5% en 2022. De igual forma, el incremento histórico al salario mínimo. De 2018 a 2024, ha aumentado un 132%. A partir de enero, un trabajador podrá percibir 7 mil 467 pesos mensuales.
El 2024 presenta varios retos. Será un año determinante para el futuro del país, toda vez que estaremos ante las elecciones más grandes de la historia, se renovará la presidencia de la República, la totalidad del Congreso de la Unión y los gobiernos de 9 entidades federativas. Tengo la certeza de que el pueblo seguirá creyendo en un movimiento transformador que tiene sus bases en la igualdad, la fraternidad y la justicia social y por primera vez en la historia de México, llegará una mujer de izquierda a la presidencia.
También será clave el papel de las Cámaras del Congreso de la Unión para seguir legislando en favor del pueblo de México, en beneficio de las y los trabajadores, de la educación, de la salud, de la seguridad y de las mujeres, niñas, niños y adolescentes. Por último, será una nueva oportunidad para que el Poder Judicial deje de ser una institución selectiva y todos, todos, podamos acceder a la justicia pronta y expedita.
Ante estos desafíos, será necesario que se promueva el diálogo y los consensos. Y más aún, debemos fortalecer las instituciones democráticas para que sean el verdadero canal entre gobierno y pueblo. Sin importar nuestra ideología, debemos encontrar el camino que permita resolver los problemas estructurales que afectan al país, como la desigualdad, la pobreza y la violencia.
Pensaba Ortega y Gasset que “podemos perfectamente desertar de nuestro destino más auténtico; pero es para caer prisioneros en los pisos inferiores de nuestro destino”. Difiero. En nosotros está la posibilidad de ser mejores, año con año, día a día sembrar un futuro mejor y hacer de nuestro presente un auténtico lugar de amor, paz y prosperidad. Querido lector, no olvidemos que incluso en los tiempos más difíciles, la esperanza siempre está presente. Feliz 2024. Todo lo bueno está por llegar.