Por Geovanna Bañuelos
En el marco del Día Internacional de la Igualdad Salarial, 18 de septiembre, se llevó a cabo el foro “Igual salario por trabajo de igual valor”, convocado por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social. En el evento se visibilizó la gran problemática que existe en nuestro país, pues a pesar de los grandes avances conseguidos durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador en materia laboral, persisten retos para reducir la brecha salarial entre hombre y mujeres. Hoy en México, pese a las horas trabajadas, a la preparación profesional y la labor que muchas mujeres continúan realizando en el hogar, tienen que competir por un empleo en igualdad de condiciones al de un hombre o un lugar de liderazgo. Y cuando lo logran sus salarios siguen siendo inferiores.
La brecha salarial en nuestro país es de 16%, esto quiere decir que por cada 100 pesos que gana un hombre al mes, una mujer percibe 84 pesos. Colima, Baja California Sur y Tlaxcala son los estados con mayor disparidad. Tristemente, en ninguna entidad se tiene paridad, la que más se le acerca es la Ciudad de México, donde por cada 100 pesos que gana un hombre, la mujer gana 93n pesos. Es lamentable que por género seamos discriminadas y enfrentemos este tipo de obstáculos y desigualdades a lo largo de nuestra vida profesional. Y no importa la edad ni la escolaridad, por ejemplo, en promedio, una mujer con licenciatura gana 11 mil 815 pesos mensuales, mientras que un hombre con el mismo nivel académico gana 16 mil 649 pesos.
El convenio 100 de la Organización Internacional del Trabajo de 1951, señala que los estados deben garantizar la aplicación a todos los trabajadores el principio de igualdad de remuneración entre la mano de obra masculina y la mano de obra femenina por un trabajo de igual valor. Dicho convenio fue firmado por nuestro país en 1952, pese a estar vigente, los datos muestran que estamos lejos de la meta.
Con la llegada de la primera mujer presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, la expectativa es fortalecer y empoderar a la mujer trabajadora mexicana al comprometerse en reducir la desigualdad de los salarios en el país, la igualdad de oportunidades económicas, reactivar las becas en educación para las mujeres, pensión para mujeres indígenas y afromexicanas de 60 a 64 años anticipada. Desde la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado de la República, la cual tengo el honor de presidir, debemos contribuir para cerrar la brecha salarial, fundamental para el pleno desarrollo de las mujeres, así como para garantizar el ejercicio de sus derechos. Lograr el empoderamiento económico trae aparejado una mayor libertad y mejor calidad de vida.