Por Geovanna Bañuelos
El camino hacia la libertad ha sido largo y tortuoso. La esclavitud se ha manifestado de manera perversa y sutil. Siglos, décadas, años de discriminación, violencia y exclusión en las mujeres y sus derechos. Ante estas vicisitudes históricas de opresión, han tenido que luchar para ser revindicadas. Hoy, nos toca hablar de Hermila Galindo, Elvia Carrillo Puerto, Margarita Robles, María Ríos Cárdenas y Esther Chapa, entres muchas más mujeres que incluso están en el anonimato desde sus hogares, desde distintas trincheras, desde sus comunidades, abrieron el camino y pese al sombrío panorama, gracias a su esfuerzo y valentía pudieron rebelarse para que las mexicanas pudiéramos ejercer nuestro derecho al voto y ser votadas. Hoy, nos toca escribir sobre las sufragistas.
Las sufragistas tenían un anhelo, ser reconocidas como ciudadanas con derechos políticos. Nunca se rindieron. Muchas de ellas, fueron arrestadas, silenciadas y violentadas. Fue gracias a todas esas guerreras incansables, que hoy tenemos voz y voto en los puestos de toma de decisiones. Bien lo decía Esther Chapa, “El ejercicio de la ciudadanía era el primer paso para la autonomía femenina” y por supuesto que tenía razón, porque fue el primer paso para que fueran visibilizadas ante la sociedad. Por esto, hoy tenemos que sentirnos orgullosas y representadas en la lucha de doña Rosario Ibarra, la primera mujer candidata a la Presidencia de la República y muchas otras que han participado con valentía, con orgullo y con gallardía. Gracias a estos ejemplos, es que se han podido conquistar otros derechos.
El derecho al voto femenino en México es, en definitiva, una historia de resistencia, de valentía y de triunfo. Logro que sigue resonando con fuerza en nuestros corazones y en la construcción de una sociedad más justa y equitativa. Tuvieron que transcurrir 71 años para que fuera reconocido el derecho a votar de las mexicanas y de esta manera poder ver hoy que la titularidad de los tres poderes del Estado estaba representada en mujeres. Sin embargo, seguimos necesitando mujeres en todos los espacios de poder. Necesitamos mujeres que legislen a favor de la igualdad, que promuevan políticas públicas por y para mujeres, que luchen contra la violencia de género y que construyan un México más justo y equitativo.
Se avanza en el tiempo de las mujeres, tan es así que en el Muro de Honor del Senado de la República está inscrita con letras doradas la leyenda: “A las sufragistas que nunca se rindieron ni abandonaron la lucha por la libertad”.