ESTE 12 de diciembre, día que se celebra a la Virgen Morena, por primera vez en más de 400 años, el atrio de la Basílica de Guadalupe lució desolado; la pandemia de Covid-19 vacíó el recinto que, año con año, es visitado por millones de feligreses para cantar Las Mañanitas a la Virgen del Tepeyac.
Sin embargo, ni la pandemia ni las restricciones sanitarias, que el gobierno de la Ciudad de México implementó para evitar la propagación del virus, entre ellas la medida histórica de cerrar la Basílica del 10 al 13 de diciembre, impidieron que se celebrara a la Virgen Maria. Los festejos fueron extraordinarios y atípicos igual que la situación sanitaria actual.
Incluso, el clima fue atípico, llovió; pero aún así la conmemoración no paró, 15 mil veladoras iluminaron el tapete monumental realizado por artesanos de Huamantla, Tlaxcala, el cual fue pensado para engalanar en forma distinta los festejos guadalupanos. La algarabía de los cánticos, los enigmáticos bailes de los danzantes y el desbordado desfile de millones de creyentes fue suplido por silencio.
El pasado domingo, la Iglesia católica mexicana hizo un llamado «urgente» a todos los ciudadanos a limitar sus salidas, quedarse en casa y a extremar las medidas de prevención ante el aumento de contagios de Covid-19. La medida apeló, también, a un llamado de responsabilidad y solidaridad en el que se exhortó a los fieles a no peregrinar hacía el recinto de La Reina de las Américas.
Incuso, el Papa Francisco ofreció la indulgencia plenaria a quienes celebracen a la Virgen del Tepeyac desde casa, ya que el cardenal Carlos Aguiar Retes envió una carta al Papa en que pidió la indulgencia plenaria en favor del pueblo mexicano, católico y guadalupano, ya que por acuerdo de autoridades eclesiales y sanitarias, todas las festividades presenciales en la Villa fueron canceladas.
Atrás quedaron las postales de otros años, las filas y caravanas multitudinarias de feligreses, los módulos de primeros auxilios saturados de peregrinos con pies y rodillas lasceradas por su largo transitar. No hubo, en las inmediaciones del templo mariano las cientos de casas de campaña ni gente regalando tortas, tacos, agua, café o atole.
El contraste es notorio, los alrededores de la Basílica fueron cercados con vallas para impedir el paso a uno que otro peregrino que trató de llegar hasta la Villa. La alcaldía Gustavo A. Madero informó que el 11 de diciembre acudieron solo 15 peregrinos a las inmediaciones de la Basílica de Guadalupe, mismos que fueron invitados a retirarse; el año anterior la alcaldía reportaba alrededor de seis millones de asistentes.
Este año, personal de la autoridad local retiró 430 kilos de basura y desechos sólidos, cifra muy alejada de las toneladas que personal de limpia de la Ciudad recolecta cada temporada decembrina en los alrededores del recinto.
Como cada año, se escucharon Las Mañanitas guadalupanas, pero no en coro por miles de mexicanos. Después, se transmitió una misa grabada por el obispo primado de México, Carlos Aguiar Retes, en presencia del Cabildo de Guadalupe en la que se oró por el personal de salud que ha hecho frente a la pandemia y elevó una súplica por cada una de las familias que han perdido a un ser querido por la enfermedad respiratoria.
Vía: El Universal