Por Geovanna Bañuelos
Hace años que la violencia en Zacatecas rebasó los límites de la tolerancia y se ancló en nuestra cotidianidad. Pareciera que nos hemos acostumbramos a los hechos de inseguridad que se suscitan cada día, sin embargo, la muerte del menor Caleb al interior de la iglesia de la Virgen de Guadalupe en Fresnillo, volvió a sacudir nuestra indignación.
Producto de este lamentable asesinato diversos actores políticos debatieron a través de las redes sociales, empero, los mensajes no estuvieron centrados en la condena de este acto criminal. Como reflexión podemos decir que falta oficio y diálogo político para construir una realidad política donde las coincidencias, acuerdos y acciones nos encaminen a la paz. El encono y radicalización, incluso de integrantes de un mismo proyecto político, no abonan a la construcción de un mejor estado, anula las soluciones.
En definitiva, se debe actuar desde el gobierno, pero también, tolerar y respetar todas las posturas y las voces críticas, en particular cuando se trata de un gobierno de izquierda. Todas las opiniones y las posturas pueden contribuir a mejorar las políticas públicas, particularmente las encaminadas a la protección ciudadana.
La muerte de Caleb debe encaminarnos a meditar sobre la actual crisis social. Zacatecas ocupa el tercer lugar a nivel nacional en homicidios dolosos contra niños y adolescentes de acuerdo a información de la Red de los Derechos de la Infancia en México (Redim). En primer lugar están el Estado de México y Guanajuato con 34 decesos por cada entidad y el segundo lugar, Michoacán con 31. Eso no es todo, en nuestro estado, los asesinatos a menores de edad se ha incrementado en un 33%. Guanajuato, Michoacán, Estado de México, Chihuahua y Zacatecas, son las cinco entidades con mayor número de homicidios dolosos con arma de fuego.
El asesinato de Caleb y de todos aquellos infantes, dejan una profunda huella en nuestra sociedad y muestra el grave deterioro del tejido social. Para restituirlo se requieren acciones y políticas en el ámbito de la seguridad, el combate a la corrupción y la restauración del Estado de derecho, así como proyectos económicos, educativos, cívicos y sociales que hagan florecer una nueva y armónica convivencia del pueblo zacatecano.
No basta solidarizarnos con sus familias y seres queridos. Es necesario la reparación integral de la justicia y en su memoria. Construir una nueva sociedad que pueda vivir en paz y tranquilidad. Estamos matando seres inocentes que no conocerán la plenitud de la vida. Protejamos a la ciudadanía con especial atención a nuestros niños y a nuestros adolescentes.