Por Geovanna Bañuelos
La semana pasada, fuimos testigos de un suceso trágico. El 13 de noviembre de 2023, el magistrade Ociel Baena fue encontrado sin vida junto con su pareja, Dorian Herrera. Este hecho solo es un recordatorio de la espiral de violencia, estigma y discriminación que sufren las personas de la comunidad LGBTTTIQ+ de nuestro país.
Condenamos su muerte, pero también conmemoramos su vida y su legado, los cuales estuvieron marcados de enormes retos, los que siempre afrontó con enorme valentía. Ociel fue el primer magistrade electoral y se convirtió en la primera persona no binaria en ocupar ese cargo en México, visibilizando a su comunidad y mostrándose orgulloso de quién era. Además, logró ser la primera persona en recibir un pasaporte no binario en el país.
Su lucha también la realizó a través de redes sociales en donde compartía sus ideas, enseñaba sobre los derechos político-electorales de la comunidad LGBTTTIQ+ y sobre todo a respetarlos. Su lucha era clara, la conquista de espacios públicos para todas las personas pertenecientes a la comunidad. Asimismo, realizaba conferencias en diversos estados del país sobre políticas de inclusión y acciones afirmativas a favor de las minorías. Sin duda, su activismo a favor de los derechos de las personas no binarias quedará marcado en la historia del país.
El asesinato del magistrade Ociel Baena nos alerta que como sociedad nos falta mucho por trabajar. Debemos erradicar la discriminación, la violencia por orientación sexual y los discursos de odio. La violencia contra este grupo poblacional se puede presentar de diversas formas, desde las más sutiles, pero no por eso menos dolorosas, como la sistemática invisibilización y exclusión, pero encuentra su forma más cruel y brutal en los crímenes de odio que derivan en el óbito de la víctima.
El odio y discriminación se deben terminar. El lenguaje incluyente no mata, el odio sí. Ociel Baena rompió paradigmas y estereotipos, alzó la voz y hoy, su eco perdurará para siempre. Este país altamente machista y homofóbico, va a cambiar. La batalla por el respeto y la inclusión de las personas de la comunidad de la diversidad sexual y no binarias, la acompañamos miles de personas. El mismo 13 de noviembre, en diversos puntos de la República mexicana, la sociedad civil salió a condenar su muerte.
Debemos trabajar para que cada persona encuentre las condiciones que les permita desarrollarse en un ambiente libre de violencia, que sin importar su orientación les sean respetados sus derechos y, como dijera Judith Butler, no debemos olvidar que “Cualquiera que sea la libertad por la que luchamos, debe ser una libertad basada en la igualdad”. Descanse en Paz, magistrade Ociel.