Por Geovanna Bañuelos
México vive una tragedia que se ha extendido por años y que ha desgarrado a miles de familias: la desaparición forzada. Este es un problema profundamente humano, una herida abierta en nuestra sociedad que no puede ser ignorada ni silenciada. Las madres buscadoras, mujeres valientes y tenaces, movidas por el amor y el dolor de no saber el paradero de sus hijos, enfrentan la incertidumbre, la angustia y la pérdida.
Recientemente, el hallazgo en el rancho de Teuchitlán, Jalisco, dónde se presume que podrían estar los cuerpos de desaparecidos, ha puesto en primer plano la magnitud de esta tragedia. Por ello, no podemos perder de vista la urgencia de enfrentar este problema con empatía. En lugar de profundizar las divisiones y politizar el sufrimiento, debemos unirnos como sociedad para rendir homenaje a los que ya no están, a los que aún esperan ser encontrados y a sus familias, que luchan con esperanza a pesar del sufrimiento.
Siguiendo esa convicción, sin titubeos, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, propuso medidas concretas e inmediatas. Estableció como prioridad nacional el fortalecimiento de la búsqueda e investigación en el fortalecimiento de la Comisión Nacional de Búsqueda, ampliando su capacidad de atención y dotándola de herramientas tecnológicas basadas en evidencia científica. Además, propone reformas legislativas para consolidar el Certificado Único de Registro de Población como la fuente única de identidad, facilitando la identificación de personas desaparecidas y crear la Base Nacional Única de Información Forense y la Plataforma Nacional de Identificación Humana, donde se centralizarán los datos necesarios para agilizar la localización de personas.
Se implementará un mecanismo que permitirá la activación inmediata de una alerta de búsqueda en todas las corporaciones y entidades del país, eliminando la espera de 72 horas para abrir las investigaciones. A esto se suma la equiparación del delito de desaparición con el de secuestro. Homologando penas y procedimientos de investigación en todas las fiscalías. Como parte de las medidas de transparencia y máxima publicidad, se publicarán mensualmente las cifras oficiales sobre carpetas de investigación, garantizando el acceso a información clara y actualizada.
Por décadas, este país ha estado inmerso en la violencia y con un tejido social destruido. Particularmente desde el calderonato, hemos vivido tiempos de oscuridad en esta materia. El compromiso de la actual administración es con la verdad y reconocer que las desapariciones forzadas es una tragedia nacional. El primer paso es hacia la justicia hacia las víctimas y sus familias. Solo así podremos comenzar a sanar las heridas de un país. La lucha contra la desaparición de personas es una lucha por la dignidad humana.
