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Cerremos la brecha laboral

by Franco Elizondo Marquez

Por Geovanna Bañuelos

Los derechos laborales deben ser sin distingos. La ONU define la brecha salarial de género como la diferencia entre los salarios de los hombres y las mujeres. México vive esta realidad. El sexo femenino representa más del 50% de la población y el 40% de la población económicamente activa en el país. Es decir, 4 de cada 10 mujeres se encuentran dentro del mercado formal, sin embargo, no cuenta con las mismas oportunidades.

La brecha salarial ha ido en aumento. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) del INEGI reveló que, en 2022, el ingreso de los hombres promedio mensual fue de 9 mil 762 pesos mensuales, 35% superior a los 6 mil 360 pesos mensuales de las mujeres. Pese a las horas trabajadas, a la preparación profesional y la labor que muchas mujeres continúan realizando en el hogar tienen que competir por un empleo igual al de un hombre o un lugar de mayor escalafón o jerarquía. Y cuando lo logran tienen que aceptar sueldos menores que los hombres.

Es lamentable que por su género sean discriminadas y enfrenten este tipo de obstáculos y desigualdades. No importa la edad ni la escolaridad, por ejemplo, una mujer con licenciatura gana en promedio 11 mil 815 pesos mensuales, mientras que un hombre en las mismas condiciones, gana 16 mil 649 pesos.

La disparidad tampoco importa si la mujer es la cabeza de familia o comienza a formar su familia pues la maternidad tiene efectos negativos sobre la participación en el trabajo, su remuneración y su desarrollo profesional. Las cifras lo demuestran, de acuerdo con la ENIGH, un hombre con un hijo gana trimestralmente 35 mil 248 pesos, mientras una mujer con un hijo gana 22 mil 504 pesos al trimestre.

El ser invisibilizadas, impacta de forma negativa sus vidas. Con los salarios precarios no les alcanza para poder sobrevivir. Ejemplo de ello, son las oportunidades de crecimiento y las de obtener servicios básicos como alimentos, vivienda, vestido y salud. La cultura machista persiste en nuestra sociedad. A pesar de los avances y los triunfos que han logrado las mujeres, aún hay barreras que impiden el desarrollo pleno de las mujeres.

No podemos seguir permitiendo que trabajen igual y ganen menos. Es momento de impulsar el empoderamiento de la mujer, pero es indispensable que se reconozca y se pague de manera justa. Esta retribución no sólo es en beneficio de ellas, también de las familias, la sociedad y México. La mujer y el hombre son iguales, es momento de hacerlo realidad. Empecemos por mejores salarios, así como prestaciones y derechos laborales.

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