Por Geovanna Bañuelos
La fascinación de los seres humanos por el fuego nos llevó a lograr lo impensable: domesticar su uso. Con ello, logramos una ventaja evolutiva fundamental para el desarrollo y progreso de nuestra especie. Sin embargo, ello no estuvo exento de problemas, la posibilidad de un siniestro se hizo presente en nuestras sociedades.
Ante la presencia del fuego y el humo que atenta contra la vida, la seguridad y el patrimonio, los integrantes de los cuerpos de bomberos visten sus trajes, se colocan su equipo de protección y se dirigen con prontitud y presteza a combatir las llamas o auxiliar a la población ante cualquier situación de desastre.
Actúan contra natura, puesto que los seres humanos al igual que otras muchas especies animales de nuestro planeta, tenemos como reacción genuina huir ante la presencia de un incendio descontrolado. Quizá sea por ello que reconocemos su valentía e incluso, en algún momento de la infancia, aspiramos a ser como ellos.
En el marco del Día Nacional del Bombero, el pasado 16 de agosto en el Senado de la República, se homenajeó a este cuerpo heroico y se llevó a cabo el Primer Encuentro Internacional de Bomberos entre Escocia y México. En nuestro país, se conmemora cada 22 de agosto.
Este espacio dio la oportunidad de reflexionar en torno a la importancia de la labor que realizan los bomberos en nuestro país y en el mundo. Y sobre las condiciones en las que trabajan estos héroes, así como la importancia de dotarlos de todos los recursos.
En México, tenemos una deuda histórica con los heroicos cuerpos de bomberos. Durante décadas y en muchas de las entidades federativas, han realizado su trabajo en precarias condiciones laborales, con bajos sueldos y con poco equipamiento de protección.
Es momento de buscar mejores condiciones laborales, salarios dignos, seguridad social y seguro de vida que proteja a sus familias en caso de siniestro. Asimismo, debemos dotar de mayores recursos a los cuerpos de bomberos para la adquisición de vehículos y equipo de protección modernos. Debemos dotarlos de mejor capacitación y esquemas de profesionalización, pero particularmente, impulsar una legislación que les brinde certeza jurídica para que puedan desarrollar integralmente su labor.
A 150 años de la creación del primer cuerpo de bomberos, mi felicitación, agradecimiento y profunda admiración para estos combatientes del fuego por su gran calidad humana, héroes anónimos.
