Por Geovanna Bañuelos
No podemos normalizar la violencia. Y, sin embargo, siete adolescentes que parecían niños fueron sustraídos por un comando armado en la comunidad de Malpaso, municipio de Villanueva, Zacatecas. No podemos acostumbrarnos al dolor. Y el dolor ahora nos quiebra el alma porque ya no están. A seis de los jóvenes se les arrebató la vida de manera inhumana.
Sus nombres retumban porque no merecían morir, porque no podemos permitir tanta crueldad. Exigimos justicia por Jorge Alberto René Ocón Acevedo, Óscar Ernesto Rojas Alvarado, Diego Rodríguez Vidales, Héctor Alejandro Saucedo Acevedo, Sergio Yobani Acevedo Rodríguez -el único sobreviviente-, Gumaro Santacruz Carrillo y Jesús Manuel Rodríguez Robles. Este crimen brutal y atroz no puede quedar impune.
Zacatecas debe con urgencia atender los casos de desapariciones, homicidios, secuestros, reclutamientos forzados, explotación sexual. Se deben redoblar esfuerzos en conjunto, Estado y sociedad civil, porque se llegó a un punto de extrema violencia. Las autoridades, en el ámbito de sus competencias, deben trabajar con ahínco por pacificar a un estado incendiado por el crimen organizado. Nueve de cada diez zacatecanas y zacatecanos se sienten inseguros, según datos del INEGI. Y la mitad de nuestros paisanos no confían en las policías estatales ni municipales. Toda la verdad, se percibe en nuestro estado una atmósfera de violencia e impunidad. Un estado tan trabajador como el nuestro merece un mejor destino.
Expresamos nuestro profundo pésame y nos unimos al duelo y reclamo de las familias de estos adolescentes porque se sepa la verdad, porque haya justicia. El gobierno estatal tiene la imperiosa necesidad de brindar seguridad a cada persona, y por las condiciones de alta vulnerabilidad de las juventudes, pues están continuamente en la mira del crimen organizado, deben enfocarse en programas que erradiquen todo tipo de violencia. Encontremos mecanismos, implementemos acciones tanto municipales, estatales y federales para garantizar a nuestras niñas y niños, adolescentes y jóvenes un libre desarrollo de su personalidad, en el parámetro de la seguridad, de la convivencia pacífica, del Estado de derecho y del pleno goce de sus derechos humanos.
Zacatecas está en duelo. Hoy, al unísono, exigimos justicia. Como lo dice Stevenson, el mayor pecado del ser humano no es el rencor, es la crueldad. Ser cruel con un ser indefenso, como nuestros adolescentes asesinados, es algo que no podemos ya permitir. Es un crimen que no puede caer al olvido. ¡Alto a la violencia!