Por Geovanna Bañuelos
Todos los días, las y los mexicanos vivimos atemorizados. Los constantes amagos del crimen organizado han trastocado nuestra existencia, nuestra tranquilidad. Durante el viejo régimen, el Estado mexicano abandonó su obligación de proteger a toda la población, permitiendo así, la expansión de importantes cárteles responsables de miles de muertes y delitos que alteran todos los sectores.
Para pacificar al país, se aprobó la reforma constitucional para crear la Guardia Nacional y se autorizó que las Fuerzas Armadas participaran en tareas de seguridad pública hasta 2024 debido a que México carece de policías locales competentes.
Por ejemplo, tan sólo en este año, 42 policías han sido asesinados únicamente en Zacatecas, ocasionando que deserten o se unan a las filas del narco. De hecho, nuestro estado es el penúltimo en número de policías por cada 100 mil habitantes. 49 municipios carecen de suficientes policías, mientras que 26 dependen de la Guardia Nacional o de las Fuerzas Armadas.
¿Cuatro años son suficientes para construir policías locales sólidas, tras décadas de colusión con el crimen organizado? Por supuesto que no.
En el Senado de la República aprobamos una importante reforma para que las Fuerzas Armadas puedan colaborar en tareas de seguridad pública hasta el 2028. Escuchando a todas las fuerzas políticas, se logró construir un consenso para aprobar la reforma constitucional para la paz donde se contempla lo siguiente:
Se deberán rendir informes semestrales sobre su actuación y el Senado tendrá la facultad de ejercer funciones de control directamente sobre él.
Las policías estatales y municipales se encuentran completamente rebasadas por el crimen organizado. Durante décadas no han invertido en el fortalecimiento y profesionalización de las instituciones de seguridad pública. Sin embargo, responsabilizan a la Federación de la violencia en su estado y, sin importar el partido político, solicitan la presencia de la Guardia Nacional.
Para contar con policías que realmente protejan a la población creamos un fondo especial para que los gobiernos estatales y municipales inviertan en cuerpos de seguridad pública.
La pacificación del país tiene varias aristas: generar oportunidades para las juventudes, combatir la corrupción, fortalecer las labores de inteligencia, proteger a los jueces para que no sean amenazados.
Esta reforma es un refuerzo de una estrategia de seguridad por la paz. Sigamos en el lado correcto de la historia para que la tranquilidad regrese a nuestras vidas.