Por Geovanna Bañuelos
Hace cinco años México se encontraba en una etapa decisiva: continuar con el régimen que empobreció, violentó y mancilló a nuestro país o cambiar la estructura de gobierno mediante la transformación humanista. El pueblo es sabio. Por ello, los ideales de un nuevo régimen se impusieron a aquellos que tanto daño hicieron a los mexicanos. La corrupción, la continua violación de los derechos humanos, la inseguridad y la pobreza, son tan solo algunos de los tantos problemas que endosó la hoy denominada “oposición”.
Aquí un balance de Andrés Manuel López Obrador a un lustro de su victoria electoral. Lo dejo al criterio del lector. México tenía que sanar. Los ejes rectores de la Cuarta Transformación son claros: atender grupos prioritarios, edificar un estado de bienestar y rescatar a las instituciones olvidadas.
El presidente convirtió a México en el principal socio comercial de Estados Unidos; eliminó el fuero presidencial para ser juzgado como cualquier otro ciudadano; priorizó a los más vulnerables porque primero van los pobres, los infantes, los adolescentes, las personas adultas mayores, las personas con discapacidad y las mujeres; renovó el sistema de salud y educación sin excluir a nadie de estos ejes fundamentales; fortaleció a la hacienda pública y cobro de impuestos a las grandes empresas.
Esto se ha hecho realidad gracias al Congreso de la Unión. Entre las reformas más importantes están el reconocimiento a los programas sociales en la Constitución; el fortalecimiento y consolidación de las Fuerzas Armadas con el ingreso de la Guardia Nacional; la aprobación de la Ley 3 de 3, un avance respecto a la violencia en contra de la mujer; la nueva Ley Minera que protege a la población y reserva para el Estado el uso y aprovechamiento de los minerales; la nueva reforma laboral y la eliminación de la subcontratación.
Más allá del debate que genera la figura presidencial, la historia juzgará al presidente de lo cual, tengo la certeza de que su legado e ideales serán recordados como un personaje que buscó ante todo edificar un país donde el clasismo, la corrupción y el nepotismo desaparezcan.
“Andrés Manuel López Obrador, un personaje contemporáneo relevante, quizás el político más importante, polémico, denostado y aclamado en nuestra época. Es un personaje original porque ha resistido condiciones políticas extremadamente adversas y persiste en el camino de la legalidad”, escribe José Agustín Ortiz Pinchetti. A cinco años del histórico triunfo electoral y para quienes creen en este proyecto, seguramente afirmarán: es un honor estar con Obrador.
