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Feminización del transporte público

by Franco Elizondo Marquez

A lo largo de la historia de nuestro país, las mujeres han sido y son un grupo vulnerable. Sufren una desigualdad sistemática e histórica en el goce y ejercicio de sus derechos. La lucha y la resistencia son dos constantes en la vida de las mexicanas desde los espacios públicos y privados. Derivado de graves condiciones de desigualdad estructural entre mujeres y hombres en nuestra sociedad, está latente un fenómeno lamentable: la violencia contra las mujeres. Con cifras de la Organización de las Naciones Unidas, una de cada tres mujeres se ve afectada por algún tipo de violencia de género y cada 11 minutos una mujer o niña muere asesinada por un familiar. Este fenómeno se encuentra presente en todas las partes del mundo.

Las agresiones hacia las mujeres en sus diferentes expresiones no distinguen entre edad, características físicas, condición económica, cultural, identidad social o preferencia sexual. Una de las formas de violencia de las que pueden ser víctimas en los espacios públicos es la violencia sexual en particular el abuso sexual, esto trae como consecuencia daños físicos, psicológicos, patrimoniales, en su desarrollo psicosexual y puede llevar hasta la muerte.

Un espacio donde reciben acoso con mayor frecuencia es el transporte público. Como lo señala el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), las mexicanas realizan 10 millones de desplazamientos al día, de los cuales el 74% son en transporte público. Esto convierte a las mujeres en la mayoría de los usuarios.

Lamentablemente, de acuerdo con Inmujeres, el 98%, el sector femenino ha tenido alguna experiencia de acoso u hostigamiento en el transporte público, es decir, nueve de cada diez mujeres han sufrido violencia mientras se desplazan a sus actividades cotidianas como laborales, académicas o de cualquier otra índole. Esto ha sido tan significativo que en algunos estados de la República, como Jalisco, específicamente en la ciudad de Guadalajara, el 7% de la población femenina ha dejado de estudiar o trabajar por miedo a ser agredidas.

En este sentido, como legisladora propuse feminizar el transporte público, mediante el Programa Viaja Segura, que tiene como objetivo establecer horarios exclusivos para las mujeres, niñas y adolescentes en el transporte público. Reconocer la violencia que viven las niñas, adolescentes y mujeres dentro del transporte y cualquier espacio público, nos hace reconocer la realidad y a partir de ello, realizar políticas públicas que garanticen la seguridad de todas y todos. En necesario hacer valer el derecho a una vida libre de violencia y a la movilidad, reconstruyamos espacios libres y seguros para las mexicanas.

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