El conflicto entre Israel y Palestina parece no tener fin. Inició desde la creación y reconocimiento del Estado Israelí y la ocupación de Jerusalén del Este. En 1930 Israel es declarado como nación por las Naciones Unidas. En 1948, Israel ganó la Guerra de la Independencia y se apropió del 77% del territorio, incluido el oeste de Jerusalén. Esta guerra fue considerada una catástrofe para los palestinos. Con cifras de Naciones Unidas entre 700 a 750 mil palestinos, es decir, un 85%, perdieron sus hogares y tierras desplazados en Gaza y Cisjordania. En 1967, tuvieron otra guerra denominada la Guerra de los Seis Días, en la cual Israel pasó a ocupar la totalidad de Gaza y Cisjordania, generando una nueva migración de aproximadamente medio millón de personas. Este enfrentamiento bélico puso en marcha la ocupación y colonización de Israel en contra de Palestina.
El 7 de octubre de 2023, comenzaron otra guerra, Hamás y otros grupos armados palestinos de la Franja de Gaza ocupada, atacaron a Israel. Lanzaron miles de cohetes hacia el sur del país, en las que llevaron a cabo ejecuciones sumarias y secuestraron más de 200 personas, en mayoría, civiles. En respuesta a dichos ataques, Israel bombardeó la Franja de Gaza, impidió el suministro de combustible, alimentos y otros medios esenciales, como medicinas o equipamiento médico. Hasta ahora, la catástrofe en Gaza, contabiliza más de 34 mil víctimas mortales. La población civil palestina de Gaza está en medio de una crisis humanitaria provocada donde el 100% de la población sufre inseguridad alimentaria y la hambruna es ya una realidad.
Con ello, Gaza se convirtió en uno de los territorios más complejos e inseguros de la tierra. Según el propio António Guterres, Secretario General de Naciones Unidas, es “el infierno en la tierra”. La situación que vive dicho poblado, es lamentable. El 58,4% de la población vive en situación de pobreza. El 54% de los habitantes padecen inseguridad alimentaria. Más del 90% del agua del acuífero de Gaza no es potable. Y todo, por las medidas impuestas por militares israelíes.
Es lamentable lo que está pasando en dichas naciones, en ambas partes miles de familias, niñas y niños sufren la vulneración a los derechos humanos. Mientras persistan las acciones bélicas, terrorismo, posturas extremistas, exclusión y falta de voluntad para la convivencia, el respeto y el entendimiento, no habrá paz. El único camino posible lo ha planteado Nelson Mandela: “Si quieres hacer la paz con tu enemigo tienes que trabajar con él. Entonces se convierte en tu compañero”.