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La estafadora

by Franco Elizondo Marquez

Por Geovanna Bañuelos

El pasado viernes 19 de agosto, alrededor de las 11 de la noche, Rosario Robles Berlanga abandonó el penal de Santa Martha Acatitla tras haber permanecido tres años. A partir de este día, la ex secretaria de Desarrollo Social durante el sexenio de Enrique Peña Nieto enfrentará su proceso penal en libertad.

Un juez de control determinó un cambio en las medidas cautelares que se consideran en su caso, sustituyendo la prisión preventiva justificada, por la prohibición de salir del país sin autorización, entregar su pasaporte a la Fiscalía General de la República (FGR) y la presentación cada quince días ante esta institución. 

Es importante señalar que el cambio en las medidas cautelares obedece a la valoración que hizo el juez y la FGR respecto a la salud de Rosario Robles y las medidas de seguridad necesarias para garantizar su presencia en el proceso judicial que seguirá fuera de prisión. Para explicarlo de otra manera, “no se hizo justicia” como se ufanó la propia imputada. La extitular de la Sedatu aún tiene que responder ante la justicia.

En este sentido, ante las afirmaciones que realiza Rosario Robles, acerca de que “vivió en carne propia la injusticia”, no debemos olvidar que su figura juega un papel central en la Estafa Maestra, mecanismo por el cual, a través de 11 dependencias del gobierno federal, se desviaron miles de millones de pesos del erario público.

Recordemos que el 8 de agosto de 2019, la FGR le imputó el delito de ejercicio indebido del servicio público por presunta omisión al momento de evitar o denunciar actos ejecutados por terceros que podrían causar un daño a la hacienda pública por más de 5 mil 73 millones de pesos.

Dejemos claro que, Rosario Robles NO ha sido declarada inocente, tampoco culpable, pues continúa el proceso judicial en su contra. El combate a la corrupción exige que la FGR brinde todos los elementos probatorios para sustentar los cargos que ha presentado. Asimismo, es fundamental que continúen las investigaciones para llevar ante la justicia a todas las personas involucradas en este flagrante robo a la nación.

El éxito o fracaso que tenga la FGR en el caso de la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México y del resto de los implicados en la Estafa Maestra, sin lugar a dudas, dejará un precedente ante el combate a la corrupción y servirá como elemento disuasorio para evitar que se repita la comisión de estas conductas en el servicio público.

México debe borrar de su historia la recurrente impunidad. Y aunque hay presunción de inocencia, el caso Rosario Robles, huele a estafa.

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