Por Geovanna Bañuelos
A menos de un mes de que tome protesta para su segundo mandato como presidente de Estados Unidos de Norteamérica, Donald Trump ha realizado diversos señalamientos que influyen en la relación con nuestro país como las posturas racistas contra la población migrante, la amenaza de imponer aranceles, declarar a los cárteles del crimen organizado como organizaciones terroristas, el tráfico de drogas y el fentanilo, entre otros. Ante estos amagos, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo ha fijado su postura. Recientemente expresó que “México es un país libre, soberano, independiente y no aceptamos injerencismos”.
Por tanto, la diplomacia y el diálogo deben prevalecer para encontrar soluciones. Las relaciones entre países no deben medirse sólo en términos de comercio, sino también en confianza y cooperación. Nuestra relación histórica con el vecino país del norte va más allá de lo social, político, cultural, económico y en la actualidad estamos entrelazados bajo diversas singularidades.
Somos el principal socio comercial de Estados Unidos, con el 16% del comercio internacional, además de ser el principal proveedor de servicios. El T-MEC, ha generado que el 80% de las exportaciones mexicanas vayan a EU. Compartimos una frontera de 3 mil 169 km con 55 puertos de entrada terrestre activos. Más de 1.2 millones de dólares en productos se mueven cada minuto en esta frontera. Los productos mexicanos de mayor demanda en el mercado estadounidense son el aguacate, tomate, cerveza, frutas y verduras, lácteos, azúcar, electrodomésticos, automóviles y autopartes.
El Departamento de Agricultura de EU, documentó que en el 2023 se importaron de México 2.6 millones de toneladas de aguacate, es decir, el 80% del consumo total. En los últimos 20 años, la demanda de este fruto creció 260% y se calcula que 107 millones de personas lo consumen. Ahora bien, imponer aranceles por su propia naturaleza, aumentan los costos de los productos. Los aranceles no protegerían a las empresas estadounidenses de sus competidores extranjeros. Las empresas americanas con un modelo de cadena de suministro integrada como las empresas del sector automotriz, manufactura, electrónica, entre otras, serán gravemente afectadas ante la imposición de aranceles, poniendo en peligro miles de empleos en ambos lados de la frontera.
Podrá ser compleja la relación con el próximo gobierno de Estados Unidos, sin embargo, la única vía es la cooperación y el entendimiento recíproco para enfrentar desafíos comunes. Las amenazas no dan soluciones. En la carta enviada al republicano, Claudia Sheinbaum lo dejó en claro: “Nosotros negociamos como iguales, aquí no hay subordinación”.