Por Geovanna Bañuelos
Durante los últimos siglos, los pueblos de Latinoamérica han sido oprimidos, explotados y saqueados por el norte global, sobre todo, por los Estados Unidos de América, quienes han utilizado su poder militar, económico para vulnerar la autodeterminación de México y de nuestras naciones hermanas.
Uno de los episodios más tristes en la historia de Latinoamérica es el golpe de Estado en contra del Presidente democráticamente electo de Chile, Salvador Allende, en 1973. La “lucha estadounidense por la democracia” resultó en la instauración de una Junta Militar, quien tuvo como integrante a uno de los dictadores más despreciables del planeta, Augusto Pinochet, responsable de la violación grave de derechos humanos de más de 40 mil personas, de acuerdo con cifras oficiales. Hoy, Chile, de la mano del presidente Gabriel Boric, está por aprobar su primera constitución social.
En la primera década del siglo XXI, varias naciones de América Latina decidieron utilizar el aparato democrático para tomar el poder para garantizar los derechos económicos y sociales de su población.
Lula da Silva, presidente de Brasil entre 2003 y 2011, impulsó políticas públicas para que 28 millones de brasileños salieran de la pobreza y se incorporaron a la clase media. La derecha se financió para perseguir a la izquierda. Cómo evidencia se encuentra el juicio amañado en contra de Lula da Silva, el golpe blando en contra de Dilma Rousseff y la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia.
Por su parte, Evo Morales, Presidente de Bolivia, publicó la primera constitución pluricultural del país, en donde se reconocen los derechos de la Naturaleza. A pesar de haber sido víctima de un golpe de Estado por el litio, durante su gobierno el PIB boliviano creció en 327%, de acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional.
Hoy, Latinoamérica se ha despertado. El último bastión de la derecha latina ha caído con la victoria de Gustavo Petro en Colombia, quien se convertirá en el primer presidente de izquierda en la historia de la nación hermana, al cosechar el 50.44% en la segunda. La justicia social ha llegado a Colombia, un pueblo que ha sufrido por la cultura política creada por Álvaro Uribe Vélez. A partir del domingo, el pueblo colombiano recuperará su soberanía y el poder no estará al servicio de unos pocos, sino de todos.
Con la llegada de Gustavo Petro al poder, Latinoamérica podrá actuar unida para defender al pueblo latino. A través del liderazgo de Andrés Manuel López Obrador y en colaboración con Alberto Fernández, Gabriel Boric, Luis Arce, Pedro Castillo, Xiomara Castro y posiblemente Lula da Silva, nuestra región será capaz de superar los retos y consolidar la democracia con visión de izquierda.