La educación, dice Paulo Freire, nos debe liberar. Emancipar de las cadenas de la opresión, muchas de ellas impuestas por las elites voraces y conservadoras que se enriquecen a costa del pueblo. Engañándolo. Excluyéndolo. Cosificándolo. Por ello, nuestra Constitución garantiza la educación pública, gratuita y laica; y aún más, desde el arribo de la Cuarta Transformación, enarbola principios sustanciales como la dignidad, la igualdad sustantiva, la cultura de paz, el respeto a la naturaleza, la diversidad cultural, la integridad de las familias. Es decir, la educación debe atender a una visión integral, de progreso, incluso, bajo una óptica crítica.
Los libros de texto gratuitos, desde la Nueva Escuela Mexicana, promueven una educación para el siglo XXI donde, como lo establece la Convención sobre los Derechos del Niño, las infancias se preparen para ser agentes de cambio, asuman una vida responsable en una sociedad libre, con espíritu crítico y de comprensión; de paz, igualdad y respeto.
En los últimos días, diversos grupos conservadores, que pretenden uniformar y mantener sus privilegios, han emprendido una campaña sucia para demeritar los libros de texto gratuitos. Grave pifia. Los libros que se imprimieron han cumplido con el desahogo de los requerimientos judiciales. No existe ningún impedimento legal para su distribución. No se vulnera el principio de legalidad.
Se dice que no hubo participación en la elaboración de los libros de texto gratuitos. Falso. Fruto del diálogo entre docentes, madres y padres de familia, sociedad civil, las y los niños que se les escuchó, fue que se construyeron y armonizaron. Estos libros privilegian el interés superior de las infancias y la educación integral. Se atendió a una visión comunitaria.
Que ya no se enseñarán matemáticas ni español. Mentira. Las matemáticas, el español y las lenguas indígenas permanecen en la currícula, sólo que no de manera aislada sino interrelacionada con otras disciplinas. Las matemáticas estructuradas fomentarán en las infancias un pensamiento lógico, analítico y que se comprendan mejor.
No se debe temer al cambio. Somos, como bien lo decía Heráclito, evolución. La sociedad avanza, la educación es la ruta. Debe combatir los grandes cánceres: racismo, violencia, clasismo, discriminación, machismo. Incluso, fomentar convivencias sanas basadas en el diálogo, el respeto a derechos humanos, la solidaridad, la inclusión cultural y diversidad. Se debe poner énfasis en los grupos vulnerados y en su lucha histórica.
José Vasconcelos ya lo advertía, tenemos que educar al pueblo, prepararlo para ser libre. Libres nos harán los libros de texto gratuitos.