Por Geovanna Bañuelos
Para transformar el país y fortalecer nuestra democracia, se requiere seguir generando una nueva cultura política, con ello, garantizar la representación continua y permanente de todos los sectores de la sociedad, a efecto de que distintas voces, perspectivas e ideologías tengan la oportunidad de participar en la vida pública. Actualmente, la Ley General de Responsabilidades Administrativas, la Ley Federal de Austeridad y el Código Penal Federal prohíben el nepotismo, como una forma de abuso de poder en la que los políticos aprovechan su cargo para contratar o intervenir en favor de familiares. Sin embargo, en México no estáprohibido el nepotismo electoral como un requisito de idoneidad de las personas para participar por un cargo de elección popular.
Prohibir el nepotismo electoral, asegura que los cargos de elección popular sean ocupados por personas con talento y capacidad, no por conexiones familiares o intereses de grupo. Con esta medida se evita la concentración de poder y se fomenta la política participativa e incluyente donde los espacios y cargos públicos se abren a nuevos perfiles y comprometidos con la ciudadanía. La política debe ser un reflejo de la sociedad, no un círculo donde los puestos se heredan. Y así, garantizar oportunidades justas para todas y todos.
Por ello, en el Senado de la República aprobamos la iniciativa de reforma constitucional de la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, en la cual propuso que no podrá sergobernador o gobernadora, diputada o diputado, alcalde o alcaldesa, regidor o regidora, sindica o síndico, la persona que tenga o haya tenido en los últimos tres años anteriores al día de la elección un vínculo de matrimonio, concubinato o relación de pareja, de parentesco por consanguinidad o civil en línea recta sin limitación de grado y en línea colateral hasta el cuarto grado o de afinidad hasta el segundo grado, con la persona que está ejerciendo la titularidad de ese cargo. Más allá de la letra de la ley, está el espíritu de la reforma: erradicar el nepotismo y dar paso a un sistema político basado en méritos y no en apellidos.
Dicha reforma no ha estado exenta de polémica y el debate público. Será en la Cámara de Diputados donde determinen si entra en vigor en 2027 o 2030. Lo cierto es que el compromiso con la democracia y la lucha contra la corrupción no depende de los plazos, sino de principios. “Le va a ir muy mal a los partidos que propongan a familiares para el 2027. A la gente no le gusta el nepotismo”, ha sentenciado la presidenta Claudia Sheinbaum.