Por Geovanna Bañuelos
La historia de México se vio marcada por las intervenciones extranjeras a partir de la época independentista. Es así como se forjó el anhelo por la Soberanía Nacional y se plasmaron en la Constitución de 1917 los principios fundamentales que hasta el día de hoy rigen la manera en que nos relacionamos con otras naciones del mundo.
Dentro del marco de política exterior, nuestro país ha dado muestras de colaboración y respeto al derecho internacional. Ejemplo de ello es la doctrina Carranza, que señala la igualdad entre los Estados y desaprueba toda intervención de los asuntos internos de otra nación. La Doctrina Estrada, que establece los principios de libre autodeterminación de los pueblos y de no injerencia en los asuntos internos de otros países como ejes rectores de la diplomacia. En suma, México es un país que privilegia el diálogo y la legalidad como las vías para la colaboración con otras naciones del orbe.
En este sentido, es facultad y obligación del Presidente de la República, “dirigir la política exterior y celebrar tratados internacionales, así como terminar, denunciar, suspender, modificar, enmendar, retirar reservas y formular declaraciones interpretativas sobre los mismos, sometiéndolos a la aprobación del Senado”, artículo 89, fracción X de la Constitución.
Si bien nuestra Carta Magna señala la autonomía de que gozan las entidades federativas como una de sus características esenciales. Esta no es absoluta, ya que indica que, no pueden tomar decisiones que lesionen la soberanía nacional, como autorizar la presencia de agentes extranjeros en su territorio. Además, el artículo 117 constitucional señala que los estados de la República no pueden, en ningún caso, “celebrar alianzas, tratados o coaliciones con otro Estado ni con las potencias extranjeras”.
Es importante establecer que la colaboración no puede dar lugar a la indebida intromisión. El diálogo y el consenso, el trato entre naciones con igualdad, permite a las naciones alcanzar acuerdos en beneficio de sus pueblos, en todo momento debemos ser respetuosos de la soberanía, pues es en el respeto al derecho ajeno donde se encuentra la paz entre las naciones.
No confundamos soberanía de los estados con la soberanía nacional. La presencia de México ante el mundo son facultades del Poder Ejecutivo y del Senado de la República.