Por Geovanna Bañuelos
El suicidio es la muerte por un acto de violencia dirigido hacia uno mismo. No existe certeza sobre las razones ni los motivos. Es una decisión personal dolorosa que trasciende a familias, a amigos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud cada año, cerca de 703 mil personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. México tiene la tasa más alta de suicidio entre los 34 países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Con datos del INEGI, en 2020 hubo siete mil 896 suicidios en México. 700 más con respecto a 2019 y mil más que en 2018. Dentro de esta problemática, existe una más: se realiza más frecuentemente en jóvenes de entre 14 y 29 años. De siete mil 896 personas que cometieron suicidio en 2020, dos mil 293 tenían de 20 a 29 años y mil 260 eran adolescentes de 10 a 19 años.
Otro aspecto por atender es la salud mental de los hombres. En 2021, ocho de cada 10 suicidios, fueron cometidos por hombres, lo que se ha triplicado con respecto a otros años. La cultura ha definido el rol de la masculinidad, y de cómo se ridiculiza y se minimiza a los hombres por pedir ayuda o mostrar sus emociones.
Es necesario reconocerlo, en México, el suicidio es un problema grave de salud pública. Se deben elaborar los mecanismos para que desde la infancia contemos con elementos que nos permitan desarrollarnos y saber qué hacer con nuestras emociones, sentimientos y pensamientos.
Desde el Senado impulsamos una iniciativa para que, en los contenidos de los planes y programas de estudio, de acuerdo con el tipo y nivel educativo, se incluya la educación socioemocional centrada en el fortalecimiento de la autoestima, la autonomía, la resiliencia, el respeto y la tolerancia de cada alumno.
De esta forma, la Secretaría de Educación Pública, en coordinación con las autoridades del sector salud, social y privado, deberán dotar de programas de capacitación, educación, información y orientación sobre temas de salud mental y reconocimiento de factores de riesgo de suicidio con un enfoque de derechos humanos.
En el marco del Día Mundial para la Prevención del Suicidio a conmemorarse el 10 de septiembre, es necesario poner en la agenda pública el tema de la prevención y ayuda. Comencemos evitando la estigmatización de las personas que piden ayuda, escuchemos a las personas que viven tiempos difíciles y que sienten que no hay salida. Necesitamos atender y educar nuestras emociones. Ayudemos a tomar la decisión correcta.