Las figuras de cerámica del Niño Dios que cada diciembre llenan las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México llaman la atención este año por el atuendo pandémico que algunos de los comerciantes idearon con la intención de crear conciencia.
Una careta, un cubrebocas y un frasco de gel antibacterial, todos del tamaño correspondiente al pequeño Niño Dios, llaman la atención en una muy poco transitada calle Talavera, donde tradicionalmente las aglomeraciones demostraban el fervor durante estas fechas.
El 24 de diciembre muchas familias arrullan a la figura honrando el nacimiento de Jesús y cada año lo visten de una manera, por lo que los trajes de San Judas Tadeo, el Niño de Atocha o el Sagrado Corazón, los más clásicos, son los más vendidos.
Pero el ingenio de los comerciantes se hace notar con creaciones que se refieren a temas candentes de cada año, como recientemente el Niño Dios migrante o el huachicolero (personas que roban combustible para luego venderlo).
Este año, el interés no es comercial, sino que para concientizar a los compradores y animarlos a que usen cubrebocas, Niños Uribe, una empresa con 45 años de historia y pionera en la calle, ahora llamada “calle de los Niños Dios“, diseñó y elaboró la ropa para la figura ideal para tiempos de pandemia.
Aunque la calle está más vacía de lo normal, algunos transeúntes curiosos se paran ante una de las tiendas de esta empresa, donde tres Niños Dios están colocados con sus respectivos atuendos y la leyenda “Niño Dios COVID“.
Una mujer, que acude cada año a comprar vestidos que luego vende fuera de la ciudad, no había reparado en la novedad y, aunque primero pensó que era una estrategia de ventas, luego dijo que tal vez funcione para concienciar a la población.